martes, 24 de agosto de 2010

alma, corazón y vida.

Nadie sabe cómo ni cuándo se terminará todo esto. Quizás nunca llegue a empezar. Yo me conformo con que me quieras 5 minutos. ¿Estamos cerca del final o dónde todo empieza? Quizás todo esto no tenga sentido, quizás estemos condenados a querernos a escondidas, a ocultar las palabras. Palabras prohibidas. Quizás estemos entrando en un laberinto de dudas, amor, celos, dolor y más amor… Pero es que cada vez que te miro me pellizcas el corazón, cariño. Si, tú, que llegaste por casualidad, que me ganaste poquito a poco, que me dices lo que necesito oír en un susurro. Te quiero. Porque solo si lo dices bajito lo oiré por dentro, y me lo dices con cariño, ternura, amor. Te quiero. Como palabras arrastradas por un viento, ese viento de los días más fríos de invierno que recorre tu cuerpo con un escalofrío...Sí, repítemelo... Te quiero.
Cuando vuelvas vas a saber cuánto te he echado de menos. Aún guardo ese último suspiro tuyo, tu fragancia, tus ganas de vivir, tu sonrisa, tu maravillosa sonrisa. Oh, y ese hoyuelo que se te forma en la mejilla cada vez que sonríes, cada vez que sonríes de verdad. Ése que yo he visto… Y esto no puede haber acabado, porque aún no ha comenzado, no dejaré que muera este sentimiento. ¿Acaso no piensas, cuando estás solo, en todo lo que podríamos ser? ¿Te das cuenta? Teníamos la oportunidad de hacerlo bien, empezar de cero, juntos, algo mejor, y lo estás dejando ir… Lo dejas ir. Yo no te prometo nada, pero te querré. Por encima de cualquier cosa, te cuidaré. Y no peleemos, amor, que me pierdo en todas nuestras batallas. Y no, no me digas que nunca estaremos juntos que te llevo esperando 3 primaveras, si contamos, una vida entera.
Que yo no quise besarte, es algo complicado y estúpido… pero dicen que no se puede echar de menos algo que nunca se ha tenido. ¿Realmente nunca nos hemos pertenecido? Porque tu ausencia me ha dejado un vacío, me estás rompiendo el corazón, me lo rompes en cachitos pequeños, muy pequeños, lo desgarras con tu indiferencia... Lo dejas ir… Lo estás dejando ir.
Pero sí, oh sí, déjate llevar, que yo conduzco, yo te guío hacia un lugar donde lo amargo sabe dulce, donde los besos son obligatorios, donde las sonrisas se regalan y donde uno se puede emborrachar de felicidad… o aún mejor, de amor. Y cuando por fin te des cuenta de que esto merece la pena andaremos, correremos y volaremos hacia un sentimiento que algunos todavía llaman amor
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario